jueves, 25 de febrero de 2010

Locus amoenus.



Hay un ambiente cálido, vaporoso, olor a madera y almizcle, el agua caliente con aroma a azahar, espuma blanca y brillante, miro las burbujas como cambian de color y me inundo en el silencio.
El agua caliente recorre cada recoveco de mi cuerpo, haciéndome olvidar todo.
Me recojo el pelo y me relajo, miro las rosas rojas y me giro para hablar con él.
Él no es nadie, no tiene nombre, él es un desconocido, un desconocido que conozco de siempre, no es mujer, una mujer es demasiado cercana a mi. No es mi amigo, no es un familiar, no es mi compañero, no es nada y a la vez es todo, no tiene rostro definido ni cuerpo definido, pero está ahí, y es neutro.
Está sentado a cierta distancia de mi, hablamos de todo y no hablamos de nada, es un ser total, un ser que me entiende, un ser que me aconseja, un ser que me transmite relax... posee la sabiduría de una larga vejez y la calidez de la juventud.

1 comentario:

Goonie. dijo...

Estoy casi seguro, que mi Locus es la cama.. :D