viernes, 9 de abril de 2010

Aguileña.



La desafortunada loca Ofelia llevó aguileñas en sus brazos, pues Shakespeare estaba versado en el lenguaje de las flores y las aguileñas, con su emblema de la locura, eran perfectas para el gusto de un amante abandonado.
El nombre botánico, Aquilegia, viene de la palabra latina aquila que significa águila, ya que la base de la flor recuerda al pico de una águila. Algunos justifican el nombre basándose en la reputación que tiene la planta de hacer la vista penetrante. Otros lo asocian con el vuelo de las palomas, por lo que se le llama palomilla o colombina, del latín columba, paloma.
También se debe a esta asociación que la flor se haya convertido en el símbolo del espíritu santo y aparezca en cuadros religiosos de los grandes maestros.
La colombina o aguileña ha hecho siempre soñar a los poetas. Es una planta romántica, de delicado follaje, que busca el frescor y la sombra. Desde el fin de la primavera se cubre de flores extrañamente formadas por cinco piezas que se prolongan cada una por un espolón alargado.

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