viernes, 18 de junio de 2010

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Ya desde pequeña le atraía mucho, demasiado para una niña de su edad. Se hizo mayor (como todos hacen) y siguió guardando el deseo dentro de ella, no lo exteriorizaba físicamente, incluso recuerda no haber sentido la necesidad de decírselo a nadie, pero en casa seguía delante del espejo actuando igual porque lo lleva dentro, luego salía a la calle y no parecía nada especial.
Llegó un día en que se acercó a ese deseo y la experiencia fue inolvidable, pero algunos fallos le llevaron a la reflexión: en el baile se usa el cuerpo como forma de arte, un culto al cuerpo, puede que erotismo pero es lo que menos le interesa, baile, go-go o como quiera que se llame, no una prostituta, una bailarina.
No le gusta bailar en el club y ser el cuerpo central donde todos miran, le gusta ser el acompañamiento de la música, bailar en un rincón a lo alto, no en el medio, formar parte del espectáculo pero no ser el centro de atención, y sobre todo le gusta el respeto que le da, nadie la puede tocar ni humillar.
Un día decidió contárselo a quien lo notó, la ayudó y lo consiguió, pasó a ser de objeto a otro objeto y de objeto a otro objeto, hasta que consiguió llegar donde ella quería, hacer solo arte.

1 comentario:

helenanoelia. dijo...

Clara! :)
Yo también estoy retomando esto del blog... Me gusta el nuevo look que le has dado al tuyo! Por cierto, siento mucha curiosidad... ¿por qué incandescente?
Un beso!