jueves, 25 de febrero de 2010

El crack de la inocéncia.


Pasaron no los tiempos malos pero tiempos que pedían un cambio, y así ocurrió, inevitablemente cambió como tienen que cambiar las cosas.
Empezó todo con muy buen pie, las situaciones eran perfectas y el ambiente invitaba al relax y a la despreocupación, cada vez el bienestar iba a más, y la euforia subía, el sentimiento de confianza aumentaba, la seguridad rebosaba y la tendencia al la despreocupación incrementaba.
Cada vez se invertía más, y las ganancias se hinchaban y lo invertido era respondido con beneficios, y mas, y mas beneficios. Una situación de comodidad nublaba la menta y te sentías la reina del mundo viéndolo todo de color de rosa.
Demasiada inocencia, demasiada confianza, al final pasó factura, lo invertido ya no servía de nada y las deudas se acumulaban. No podía comprender el por qué este gran fallo, como las cosas habían pasado de ser tan buenas a ser tan malas, cuando tú invertías de forma tan legal, cuando dabas pensando recibir.
El malestar enseguida reinó, la crisis había llegado con el viernes negro, no había manera de ver las cosas de otra forma. Dicen que quien arriesga es quién mas consigue, y alguna vez intenté arriesgar, pero era tanto lo que había perdido que no conseguí ningún beneficio, al contrario, ya tenía miedo, y eso creaba un círculo vicioso, si tenía miedo no ''consumía'', si no ''consumía'', las ''fábricas'' no funcionarían, si no funcionan no se contratan ''trabajador@s'' a los que sacar del paro, por tanto no hay gente que consuma... La situación no mejoraría, y en mi estado ya me daba igual mejorar o no, ya lo veía todo perdido.
La diferencia entre las crisis financieras y las crisis de inocencia, es que las de inocencia aprendes a evitarlas con el tiempo, las financieras, no.

1 comentario:

Goonie. dijo...

Eso depende de personas. Yo sigo cayendo en las crisis de inocencia, por los siglos de los siglos.